La noticia del periódico me llevó a reflexionar, como el propio título indica, sobre la difícil situación de elegir, en un mundo donde cada vez hay más oferta. No hablamos de elegir entre ir al cine o dar un paseo, hablamos de la elección que el futuro nos ofrece sobre la posible modificación de nuestras posibilidades, aspectos físicos, e incluso prolongación de la vida.
Ciertamente atrae la posibilidad de mejorar nuestro cuerpo y capacidad física, así como la de prolongar la vida del ser humanos, pero hay muchos factores a tener en cuenta ¿está la sociedad preparada para ello? Es difícil mantener todo esto en una sociedad como está estructurada actualmente desde un punto de vista socio-económico.
Por otro lado, si nos encaminamos ante un mundo de grandes avances que mejoraran la calidad de vida, nos debemos preguntar si eso no va a empeorar, lo que más debería importar, que es la propia vida espiritual del hombre.
La educación que recibamos será fundamental para encajar de manera equilibrada los grandes avances técnicos y biológicos, ya que en muchas ocasiones, como comenta el artículo, estará en nosotros la posibilidad de elegir y por tanto decidir hasta donde.
La ciencia ha sido para la humanidad un avance que incluso nos ha dado, no sólo bienestar, sino también libertad, pero no creo que deba llevarse a la práctica todo lo que ésta nos ofrezca, creo que puede llegar a límites donde el ser humano pierda su esencia.
Es necesario que existan leyes que frenen o limiten determinados avances técnicos y biológicos, normas que deben regular las diversas posibilidades que se van creando, aunque es cierto que las leyes siempre irán por detrás cuando vean los problemas que surgen en una sociedad por los nuevos avances y se necesite proteger a la comunidad.
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